La rutina anual
Inicia un nuevo año, una nueva ilusión
y nuevas aspiraciones en todo aspecto. El 2020 inició de la misma forma y nadie
tenía pensado lo que ocurriría durante el año, la llegada de una pandemia con
todas las restricciones y las consecuencias trágicas para las familias. En un
primer momento todo era nuevo y había que adaptarse a una situación que impedía
salir de casa o en el peor de los casos hacerlo bien protegido con los barbijos
(tapabocas) y las manos bien lavadas; el jabón y el alcohol se volvieron en
protectores inseparables sumado a la ducha y al cambio inmediato de toda la
ropa a la hora del regreso. Y lo peor, se prohibieron las reuniones y las
celebraciones masivas.
Por disposición del gobierno debimos
quedarnos en casa y cambiar nuestra rutina invirtiendo en tecnología, y compartiendo
las horas de familia con la jornada laboral. Nuestros ingresos económicos alternativos
quedaron reducidos a cero y las cuentas por pagar se elevaron obligándonos a buscar
nuevas formas de generar recursos.
Ir de compras (que antes era una
actividad entretenida), por ejemplo, se convirtió en un reto harto difícil y riesgoso
ya que se debía cumplir con los protocolos de distanciamiento social y no tocar
nada que pueda generar posibilidades de contagio. Y efectivamente fue, es, y
será harto difícil, además de riesgoso, sobre todo en una cultura como la nuestra
donde no cumplir las normas es un deporte nacional.
Los estudios se volvieron remotos, y
apoyados por la tecnología invertimos horas sentado frente a la pantalla
desarrollando los trabajos académicos, agregado a las dos horas de teleconferencia
y los adicionales talleres de retroalimentación. Lo relevante fue encontrar en la
plataforma de la universidad los respectivos materiales de investigación
(Texto, audio y video) que con la anticipación debida permitía estar ubicado a
la hora del desarrollo de la clase lo que evidenció un intento de cambio a la
clase tradicional invirtiendo los procesos de enseñanza.
En el trabajo docente debimos dejar de
lado la clase magistral junto al proyector, el plumón y la pizarra. El trabajo
remoto (frente a la pantalla del teléfono, Tablet, laptop o PC) fue el
referente para intentar las clases virtuales, claro está que a pesar de los
esfuerzos del Minedu al implementar una plataforma se hizo evidente la llamada
brecha digital (falta de equipos tecnológicos y accesibilidad al internet). De
la misma forma los procesos de capacitación docente se inclinaron por el uso de
materiales y herramientas (¿Con qué?) y se olvidaron de la metodología
(¿Cómo?). Recuerdo una capitación organizado por un órgano intermedio donde de
120 minutos presupuestados solo 10% se utilizó en consolidar el tema, el tiempo
restante estuvo invertido en acceder a plataformas digitales.
Los augurios para el 2021 no son nada alentadores y debemos estar preparados. Así iniciamos un nuevo año y no sabemos que irá a pasar, lo único que sí sabemos es que después de la pandemia ya nada será como antes.
Mg. Augusto Ismael Zavala Osorio
No hay comentarios:
Publicar un comentario